“Porque, en verdad, el espectáculo ha sido inaudito,
ha superado en brutalidad, en desfachatez, en
declaraciones indignas, los peores instintos, las
mayores bajezas jamás confesadas por la bestia humana”
“Yo Acuso”. Emilio Zolá
A finales de 1894, el capitán francés Alfred Dreyfus, fue acusado de haber entregado información secreta al agregado militar de Alemania en París, por lo cual se le adelantó un consejo de guerra por traición que le valió su degradación como militar y su condena a cadena perpetua, en una decisión que dividió a la opinión pública de su tiempo. Años después se supo que las pruebas habían sido falsificadas y se puso al descubierto que todo había sido producto de una conspiración contra el oficial por su origen judío, instigada por la prensa conservadora, la Iglesia católica, el ejército nacionalista y el gobierno.
La euforia triunfal con que fue acogida la injusta condena del capitán Dreyfus, en una sociedad polarizada como la Francia de finales del siglo XIX, despertó la reacción de algunos intelectuales, entre ellos Emile Durkheim quien vio en esta situación un síntoma de la enfermedad que padecía la sociedad francesa en su conjunto: “Cuando una sociedad sufre, -escribió el sociólogo francés- siente la necesidad de encontrar a alguien a quien pueda hacer responsable de sus males, en quien poder vengar sus desgracias: y aquellos a los que la opinión pública discrimina ya están naturalmente designados para ese papel. Son los parias que sirven de chivo expiatorio[…]”.
Algo similar está pasando en Colombia. Me inclino a creer que se trata de una enfermedad crónica en una nación atravesada por un prolongado conflicto armado y social que hasta hace muy poco, por decreto presidencial, no podía ser enunciando y en un país donde el poder de las minorías políticas y económicas no ha tenido escrúpulos a la hora de eliminar moral -cuando no físicamente- a aquellos que se atreven a pensar de manera diferente. Casos como el del profesor y sociólogo Alfredo Correa hablan por sí solos: en su momento acusado de ser “un ideólogo de las FARC”, fue asesinado un mes después de que un juez declarara su inocencia y se demostrara que todo había sido un montaje judicial en el que participaron funcionarios del DAS.
Ahora tenemos en la picota pública al profesor Miguel Ángel Beltrán a quien una juez especializada declaró inocente de los cargos de rebelión y concierto para delinquir con fines terroristas luego de “un debate oral, público, concentrado y contradictorio, con inmediación de la prueba que se adelantó durante aproximadamente 80 horas, distribuidas en cerca de quince sesiones efectivas, en las cuales se presentaron 20 testimonios y fueron discutidas y aducidas más de 12 evidencias”, como lo señaló la defensa técnica en un comunicado público que circuló por internet y que pocos periodistas se han interesado por conocer.
De modo tal que en el momento en que la Corte Suprema de Justicia profiere su pronunciamiento acerca de la ilegalidad de los supuestos computadores incautados al extinto jefe guerrillero de las FARC, Raúl Reyes, lo sustancial y amplio del debate probatorio del juicio oral en mi contra, se había adelantado ante la Juez de la causa y sólo restaban los alegatos finales de las partes. Información que algunos medios de comunicación han querido ocultar deliberadamente, señalando que el fallo fue producto del acto inhibitorio de la Corte.
Con el artículo de la periodista Salud Hernández son ya varias las columnas editoriales y de opinión que –en medio de la solidaridad y acompañamiento de un amplio sector de la comunidad académica nacional e internacional- se han venido lanza en ristre contra la decisión tomada por la mencionada juez, y en particular contra el profesor Beltrán. No debería sorprendernos estas reacciones. Es muy saludable para una democracia que circulen y puedan sustentarse opiniones diversas. Lo que asombra en este caso no es que se tengan visiones diferentes del caso sino que prestigiosos columnistas, de los que uno esperaría cierta objetividad, se hayan limitado a reproducir, sin el más ínfimo sentido crítico, los alegatos finales del fiscal Ricardo Bejarano, cuyos sesgos e inconsistencias fueron puestos de presente por la defensa técnica, en cabeza del Doctor David Albarracín.
Lo mínimo que se le puede exigir a un profesional del periodismo con algún grado de sensatez, es que antes de atreverse a juzgar a una persona por su pensamiento y sus actitudes tuviera a bien investigar un poco más a fondo situaciones de las que habla categórica y temerariamente, máxime cuando ellas atentan no sólo contra una institución pública de indiscutible trayectoria como es la Universidad Nacional sino que de paso coloca en riesgo la vida de aquellos docentes que nos apartamos de las verdades oficiales ¿Dónde está la profesionalidad de estos comunicadores sociales? ¿Dónde está la responsabilidad ética y política de los medios de comunicación colombianos?
Pero el hecho que estas diatribas provengan de veteranos periodistas me hace pensar que no estamos ante un simple “error de aprendiz” sino que por el contrario existe en sus columnas un propósito ideológico deliberado, intentando demostrar en los medios de comunicación –que ya todos sabemos a qué intereses responden- lo que no pudieron hacer en los estrados judiciales, haciendo creer que han aparecido pruebas nuevas cuando todas ellas fueron evaluadas en un juicio, en el que se me mantuvo privado de la libertad por más de dos años. Lo que hoy se pregona de la Usb tiene problemas de legalidad y significativas inconsistencias que fueron puestas de presente en su momento por la defensa demostrando mi inocencia. Se trata del manejo maniqueo de algo que ya se debatió en el proceso y que seguramente constituirán los argumentos del recurso de la apelación de la Fiscalía, que en nada varían el sentido del fallo emitido por la juez.
Este “terrorismo mediático” es una clara expresión de un país enfermo, donde se estigmatiza y condena públicamente a las personas, sin la menor posibilidad de réplica y contrargumentación. No lo planteo como un juicio “a priori” pues, salvo la rectificación hecha por el periodista Guillermo Prieto en sus “Especiales Pirry”, ningún otro medio de comunicación ha tenido la entereza y el decoro de hacerla, pese a mi solicitud expresa, lo que denota que no hay interés en buscar la verdad sino en crear realidades acomodadas no importa los costos humanos que eso pueda representar, porque de un profesor que se afirma categóricamente pertenece a las FARC, no se puede esperar que imparta sus clases sin que su vida corra el menor peligro.
No nos digamos mentiras señores periodistas, aquí hay algo más que una simple opinión diferente. Aquí lo que se desvela es la clara intención de eliminar del espacio público y universitario a alguien que resulta incómodo para el Stablishment, recurriendo a argumentos que ofenden los límites del sentido común y con el concurso de personajes que tradicionalmente se han prestado para adelantar campañas de desprestigio al servicio de la Casa de Nariño.
Desafortunadamente, periodista Salud debo decirle que Usted no le hace honor ni a su nombre ni mucho menos a su oficio.
jueves, 30 de junio de 2011
EL REFLEJO DE UN PAÍS ENFERMO: ARTÍCULO DE SALUD HERNÁNDEZ por Miguel Angel Beltran
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"miguel angel beltran" "salud hernandez"
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Me recuerda el primer dia que tuvimos noticia de viva voz de Miguel Angel, la entrevista que le realizo Felix De Bedout, fue una clara agresión, una interrogatorio a un prisionero.
ResponderEliminarEso no es periodismo, fue una acción más que policiva, fue una acusación. Al mismo tiempo fue la manipulación de por parte de medios de comunicación al servicio de intereses gubernamentales.
En Colombia aunque parezca mentira, periodismo independiente hay MUY POCO.
Me recuerda el primer dia que tuvimos noticia de viva voz de Miguel Angel, la entrevista que le realizó Felix De Bedout, fue una clara agresión, un interrogatorio a un prisionero.
ResponderEliminarEso no es periodismo, fue una acción más que policiva, una acusación. Al mismo tiempo fue la manipulación por parte de medios de comunicación al servicio de intereses gubernamentales.
En Colombia aunque parezca mentira, periodismo independiente hay MUY POCO.
(Disculpar los errores de redacción del anterior post)
Dice la periodista Salud (que no hace honor a su nombre ni a su profesión), en la columna: "El fiscal Ricardo Bejarano, profesional experimentado, serio y juicioso". Si tuviera todas las cualidades que la periodista de El Tiempo le endilga, él no hubiera acusado públicamente a la CSJ de "traición a la Patria". ¿A propósito, no lo estaban investigando por esa manifestación de inexperiencia e insensatez? Por supuesto que Salud ve en el fiscal a un personaje intachable, pues, igual que ella, se cree en la autoridad de cuestionar decisiones judiciales. La periodista no tiene el mínimo de respeto al poner en tela de juicio tanto a la juez que absolvió al Profesor Miguel Angel, basada en pruebas de su inocencia, ni a la CSJ (ni qué decir de la comunidad Univeristaria de la UN, y al propio profesor). En un país decente (tal vez, por ejemplo, en España, señora Salud) ningún periodista o fiscal podrían cuestionar de esa manera ese tipo de decisiones, pero en Colomaba nada pasa, si una periodista hace las veces de juez y condena a quien la justicia ha absuelto. ¡Salud por su libertad, bien merecida, profeson Miguel Ángel Beltrán!
ResponderEliminarDizque la fiscalía tiene nuevas pruebas, afirma Salud Hernández, o sea la USB que llevaba consigo el Profesor Miguel el día de su secuestro ('captura'), con las que pueden reabrir el proceso. 'Esas pruebas', no son nuevas, pues, no nos crean tan ingenuos, la USB ya había sido decomisada y está en poder de las 'autoridades' desde hace más de dos años. ¿Hasta ahora van a usar esa 'prueba reina'? O ¿es que hasta ahora se ven en la necesidad de hacer lo mismo que hicieron con los famosos computadores de Reyes, usar la USB como una lámpara de Aladino, para que salga de allí todo lo que se le pida? Por otra parte, ¿quién diablos guarda e-mails en una USB? No nos crean tan ingenuos. Definitivamente este país está enfermo y la 'Salud' no nos va a venir de El Tiempo. Si esa es la Salud, pues es peor la cura que la enfermedad.
ResponderEliminarSalud Hernández es irónica al decir que el Profesor Beltrán tiene una mente brillante, pero que la ha usado para hacer el mal y, además, que cometió un error infantil, al guardar documentos comprometedores en su USB. Me parece, con todo respero, que la que está usando sus facultades mentales para tergiversar y crear confusión (opinión pública) es la señalada periodista. Ya lo han dicho de muchas maneras, de los tan mentados computadores sólo tenemos documentos en Word, que pudieron ser escritos por cualquiera ¿esas son pruebas? Sí, de que en Colombia se quiere condenar a los que disienten del status quo. Desde el todopoderoso El Tiempo, esta señora está haciendo bien la tarea, al difamar y calumniar, sin mencionar los desacatos hacia decisiones judiciales que si bien son apelables en las instancias dstinadas para ello, deben ser respetadas por todos los ciudadanos (independientemente de que hayan nacido en Colombia o no). Por otro lado, ella es la que ha cometido un error infanti, al basarse en un solo lado de la historia. Al parecer ella no fue a ninguna de las múltiples sesiones del juicio, ni se dio por enterada de lo allí ocurrido, ni entrevistó a la juez, ni al abogado defensor, ni mucho menos al Profesor Beltrán. Con una sola versión de situaciones tan complejas, lo que se obtiene es una versión muy sesgada de la realidad. Tal vez ella no anda en busca de la verdad, sino de hacer (in)justicia por su propia mano, algo que desdice de cualquier profesión, máxime si ésta consiste en informar objetivamente a la población. Muy infantil su error señora periodista, o muy mal intencionado, en todo caso.
ResponderEliminarSalud Hernández confundió el hecho de hacer columnas con hacer calumnias. Tal vez, para ella no haya diferencia, pero para el periodismo serio de este país (al menos de lo poco que queda), esto debería ser motivo de procupación.
ResponderEliminarLos medios de comunicación afines a los amos manupulan las noticias para su beneficio, pero creen que somos del todo idiotas y no sabemos en realidad de lo que pasa realmente, que aunque no quieran tarde o temprano sale la verdad a flote, tengo un pequeño escrito sobre esto puede verse en: http://historiascercas.blogspot.com/2011/05/los-organismos-de-inteligencia-criolla.html
ResponderEliminarEs algo que tiene que ver sobre una situación que afecto directamente a Miguel Angel