jueves 18 de noviembre de 2010
Que alguien me explique por qué en esta audiencia de juicio se contradice la jurisprudencia sentada por la Corte en cuanto a que los nombres de las fuentes humanas deben ser reveladas en instancia de juicio, sin embargo el testigo Venancio Triana se niega a dar el nombre del estudiante (condición que él le atribuyó) de la Universidad Nacional de Colombia, que fue encargado de recaudar información sobre el docente Miguel Ángel Beltrán Villegas, y, peor aún, la juez avala dicho silencio.
Siendo el señor Triana todo un experto en informática, o por lo menos en navegar en Google, quiero que alguien me explique por qué no tiene clara la diferencia entre rutas de acceso y archivos HASH (que palabras mas, palabras menos son huellas digitales).
Yo no sé que hago sentado en una sala de audiencias presenciando un juicio en el cual se juzga a un intelectual por su pensamiento, cuando se han violado todas las garantías procesales, pues, empezaron desconociendo el tratado de extradición entre México y Colombia, se le negaron los recursos de ley al Dr. Beltrán cuando arbitrariamente fue expulsado de Ciudad de México, se le ha desconocido su condición de empleado público a la hora de la reclusión en la penitenciaría, se le imputan cargos a partir de unos computadores obtenidos de manera ilegal en una operación de invasión a territorio extranjero, se obtienen las evidencias alterando la escena del crimen, no se respeta cadena de custodia, sus archivos están en Word (absolutamente manipulables), en los cuales solo hay una, y solo una, alusión al nombre Miguel Ángel, así, sin apellidos y que cotejados con la hoja de vida del Dr. Beltrán no se encuentra la más mínima referencia a las publicaciones que él ha sacado durante su vida académica. Para rematar son ENORMES las inconsistencias en las fechas de los archivos-evidencia cotejados con los registros migratorios y secuencia de comunicaciones allí expuesta (pifias éstas que son aceptada por el testigo). ¿Dónde están los pantallazos del servidor de correo que certifiquen envío, recepción y, en ´últimas, la real existencia de esos tales correos?
No está de más comentar que todos estos documentos son exhibidos como evidencia pero sin cumplir los más mínimos requisitos para ser presentadas y consideradas como tales.
Y si hilamos más delgadito vemos que un documento en poder de la fiscalía que atribuyen al docente como texto instigador a la rebelión, es totalmente diferente a la ponencia que el académico publicó en la revista “Fermentun”. Los 15 primeros párrafos adolecen de cualquier similitud. El mismo testigo Venancio afirma que la única coincidencia es el título y los autores. ¡Válgame Dios! ¿Y entonces que hacemos acá? Hemos tenido que pasar por 18 meses de cárcel para escuchar esta sarta de divagaciones.
Preguntado el testigo sobre el delito que identificó en ese texto, responde que fue “el hacer una crítica y un comentario sobre la historia de las FARC”. ¿En serio, ese fue el delito? Sin formación en filología, ni en semántica, ni en gramática ni en literatura, osa decir que el sentido de ambos documentos es igual. Por eso asoció que alias Jaime Cienfuegos era Miguel Ángel Beltrán Villegas.
El testigo estrella de la fiscalía dice que el registro migratorio señala un destino del profesor Miguel Ángel Beltrán Villegas pero seguramente se fue para otro lado. Pretende decir algo así como que yo les digo a los controles de inmigración que voy para el África y me ingreso por otra puerta en el avión que va para Asia. ¿Tiene cabida eso en una mente razonable?
Cerremos esta reseña documentando que el intendente Triana acepta que en Colombia hay muchos Miguel Ángel Beltrán V., y que debe haber bastantes historiadores de nombre Miguel Ángel, -mmm, así que el círculo lo cerró arbitrariamente- .
La función debe terminar. ¿Qué espera la justicia para decretar la libertad de un pensador? La inquisición ya perdió su turno. Y con el sacrificio de Copérnico es suficiente.
lunes, 22 de noviembre de 2010
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Tal como se dice, la justicia en Colombia es un chiste viejo, malo y mal contado, los mejores penalistas se tiene que imitar a encontrar las fallas de un sistema para poder hacer una defensa. Los montajes judiciales son tan burdos, obsoletos y evidentes que pierden toda vergüenza y hasta parecen de caricatura. Sé, por experiencia propia, que en Colombia lo peor de estar detenido no es nisiquiera la cárcel mimsa, es la tortura de los porcesos judiciales absurdos, sin sentido y sin el más mínimo asomo de ética yrespeto pro los derechos fundamentales de los detenidos.
ResponderEliminarLas evidentes contradicciones en las declaraciones del Sr. Triana, presente en los mismos documentos que el estado adjuntó como prueba y los que él mismo leyó, junto a sus incómodos y preocupados gestos, solo reflejan un pobre preparación profesional además de su consciencia de las manipulaciones y falsificaciones; Al final otra ficha de caza a la interpretación de la realidad disidente al discurso oficial que hace un académico investigador. Duelen tus dias privado de libertad injustamente, Miguel Angel, cuando aquellos que siembran el terror y el despojo desde el poder ahora se las tiran de perseguidos políticos, y sus benefactores disfrutan del saqueo y la impunidad. No estás solo, y aunque el miedo y la maquinaria represiva del estado pretenda silenciarte y a los que te apoyan, tu lucha encarna la libertad de consciencia, la libertad académica, la libertad de expresión en medio del oscurantismo, lo que te hace mil veces mas grande que tus censores. Un abrazo, a tí y a tu heroica familia que podido admirar y conocer, y los mejores deseos de solidaridad y fuerza moral, que se la tienes muy alta.
ResponderEliminarJose David Torrenegra.